7 de septiembre de 2010

Los docentes junto al movimiento estudiantil por un edificio para todos

Crisis edilicia y lucha educativa, en Filo como en la ciudad

En las últimas semanas, han ocupado el centro de la escena la crisis edilicia y las condiciones de precariedad en la infraestructura educativa que sufrimos a diario docentes, estudiantes y no docentes en nuestros lugares de trabajo y estudio. Los secundarios de la capital salieron a luchar contra una política educativa que los condena a estudiar en establecimientos que no cumplen las más elementales medidas de seguridad: la semana pasada se sumaron los universitarios, cuando después de la caída de un vidrio decidieron tomar las tres sedes de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA. La lucha por mejoras edilicias y mayor presupuesto para la educación enfrenta y denuncia la política del macrismo, en la ciudad, pero también la del kirchnerismo a nivel nacional, en tanto ambas priorizan el pago de la deuda y los subsidios a los monopolios en lugar de destinar esas sumas a la educación pública. La Facultad de Filosofía y Letras no es ajena a esta realidad. El estado en el que se encuentran sus dos principales sedes, Puán y 25 de Mayo, son una buena muestra: aulas colapsadas, estudiantes que cursan en el suelo, ausencia de calefacción, falta de condiciones de seguridad, vidrios rotos, etc. Para nadie es una novedad que quienes estudiamos y trabajamos en Filo debemos enfrentar condiciones edilicias inaceptables.

Lo novedoso en nuestra facultad son los anuncios, por parte de la gestión kirchnerista del decano Trinchero, de la construcción un edificio nuevo en el terreno del estacionamiento. ¿Una iniciativa destinada a dar satisfacción a los viejos reclamos docentes y estudiantiles de la facultad, para mejorar las condiciones de trabajo y cursada de todos? Lo sucedido en los últimos meses indica, en realidad, que se trata de lo contrario. La escasa información brindada por la gestión muestran que se prevé construir un edificio independiente del actual, dedicado prioritariamente a institutos y posgrados: es decir, un edificio “de primera”, relegando al carácter de edificio “de segunda” al actual, en el cual se seguirán apiñando estudiantes y docentes en condiciones inaceptables. Dicha decisión en realidad no sorprende: una gestión que apuesta a la política generadora de “recursos propios” buscará profundizar esa orientación con el nuevo edificio.

Mientras la gestión ocultó la información sobre el proyecto de un nuevo edificio separado, el CEFyL y la Comisión de Presupuesto organizaron, mediante jornadas y debates abiertos, la planificación de un edifico integrado al actual mostrando la viabilidad de un edificio único que responda a las necesidades de trabajadores y estudiantes. En reuniones conjuntas realizadas con la AGD-Filo, los docentes de la Agrupación Naranja dimos nuestro apoyo a la propuesta elaborada por los estudiantes, en conjunto con arquitectos y estudiantes de la FADU, y señalamos que están en juego dos proyectos de edificio opuestos: uno que apuesta a profundizar la división entre grado y posgrado arancelado y a promover la política de “recursos propios” de la gestión; otro que pone en primer lugar las necesidades de estudiantes y docentes, para contar con un espacio de trabajo y estudio integrado, seguro e inclusivo.

Luego de varias idas y vueltas la gestión aceptó debatir su propuesta para el nuevo edificio en contraposición con la propuesta sostenida desde sectores docentes y estudiantes. El pasado miércoles 1 de septiembre se desarrolló una reunión conjunta de estudiantes y docentes con la arquitecta a cargo del proyecto “oficial” y miembros de la gestión: el evento no hizo más que confirmar los señalamientos hechos por quienes cuestionamos la orientación de la gestión respecto a la construcción del nuevo edificio. Luego de admitir que el edificio de Puán “no cumple las normativas de seguridad”, la arquitecta de la gestión agregó que simplemente “había venido a escuchar”. Los miembros de la gestión nunca plantearon, a pesar de las demandas, el programa de edificio presentado a la arquitecta para que elabore su anteproyecto. La falta de precisión intenta esconder no sólo que no hay ninguna claridad sobre plazos para la puesta en marcha de algún tipo de construcción, sino también que su proyecto busca destinar una gran cantidad de espacios para tareas aranceladas (como posgrados y laboratorio de idiomas) reduciendo el espacio disponible para el ciclo de grado.

En el marco de la lucha educativa que se ha generalizado en la ciudad de Buenos Aires, los docentes de la Agrupación Naranja impulsamos la movilización conjunta de docentes y estudiantes en defensa de la infraestructura edilicia y por un aumento en el presupuesto educativo. Tanto los que estudian como los que trabajamos en la facultad sufrimos las mismas condiciones inaceptables: es clave por lo tanto que salgamos a enfrentarlas en conjunto. La comisión directiva de AGD Filo aprobó, a propuesta de la Agrupación Naranja, proponer a la asamblea docente de la semana próxima la realización de una asamblea interclaustros, en conjunto con el CEFyL, para la semana del 20 al 24 de septiembre.

Contra la política de privatización y crisis edilicia los docentes de la Agrupación Naranja de Docentes de Filosofía y Letras exigimos: presupuesto para las mejoras necesarias en los distintos edificios; un edificio en Púan que contemple las necesidades de los estudiantes y trabajadores de la Facultad; un edificio integrado al actual sin diferenciar espacios de primera de los de segunda; ningún espacio arancelado en Filosofía y Letras; Guardería, Comedor universitario, y sala de primeros auxilios; publicación y difusión de las diferentes propuestas de edificio.